lunes, 30 de julio de 2007
El día que paralizaron la Tierra
La última vez que había visto esta película creo que tendría unos 10 años como mucho. Hace poco la conseguí en dvd y decidí verla nuevamente con mi hija de 8. En blanco y negro y con un impecable doblaje al castellano, volví nuevamente a la infancia. Y otra vez disfruté de esta peli de Robert Wise, estrenada en 1951. El argumento es tan actual que inquieta: una nave espacial se acerca a nuestro planeta. De allí descienden dos extraterrestres, uno es un robot, el otro, Klaatu, no se sabe bien, pero ha adquirido forma humana, seguramente con el propósito de mimetizarse para defenderse y a su vez no inquietar a sus involuntarios huéspedes. Él no viene a destruirnos, aunque podría hacerlo con facilidad, sino a advertirnos sobre el uso indiscriminado de la energía atómica. Porque no solo pondría a la Tierra en peligro, sino la galaxia entera y eso los guardianes de otros mundos no pueden permitirlo.
Ingenua e inocente, El día que paralizaron la Tierra no deja por eso de ser una eficaz parábola que nos habla de la estupidez y la codicia humana. Mientras la veía, pensaba en la película que voy a pasar esta semana, "El gigante de hierro". Ambas transcurren en la misma época y ambas en el fondo, hablan de lo mismo. Entre la realización de una y otra pasaron casi cincuenta años pero, para la raza humana, lamentablemente nada parece haber cambiado.
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