miércoles, 13 de febrero de 2008

Crítica de cine: Sweeney Todd: El barbero demoníaco de la calle Fleet


La Venganza será terrible

“Un espanto, un espanto” (espectadora anónima a la salida de la función de Sweeney Todd).

“El horror, el horror” (Marlon Brando en Apocalypse Now).

La leyenda del jinete sin cabeza era una película relacionada con misterios y enigmas en un pueblo de la América profunda, en donde un personaje fantasmal arremetía decapitando a diestra y siniestra al que se cruzara en su camino. Johnny Depp hacía de Ichabold Crane, un inspector caracterizado alla Sherlock Holmes, quién se debatía entre su mirada racional sobre los acontecimientos y la aparición de lo fantástico e inexplicable en sus investigaciones sobre el caso. La leyenda… es un referente inmediato a la hora de abordar Sweeney Todd, ya que también es una película que gira en torno a la sed de venganza como motor de la acción de los personajes. Pero si la primera es una película fallida y un tanto despareja, aquí Burton sabe acertar en el tono que va a utilizar para contarnos esta historia teñida de un humor sarcástico y macabro.

Sweeney Todd es un barbero que por una decisión drástica e injusta es alejado de su familia y encerrado lejos de su hogar por 15 años. Cuando vuelve, se encuentra con que su mujer se envenenó y su hija vive presa, encerrada como en un cuento de hadas por un severo tutor que la cela y desea. Desde ese momento, un deseo irrefrenable de venganza se apodera de él. La puesta en escena de TB no puede ser más adecuada a la historia, con reminiscencias de aquellas películas de la Hammer que él tanto admira y que en la Leyenda del jinete… también supo citar. Como en muchos filmes del autor, la escena de títulos nos muestra máquinas que están fabricando o armando algo, mecanismos casi con vida propia que reflejan la mente del personaje o nos cuentan cosas de él. En Charlie y la fábrica de chocolate era justamente la secuencia de fabricación del preciado manjar. Aquí hay oscuros engranajes por donde corre la sangre hasta terminar cayendo en una especie de laguna sanguinolenta, que no es más que el leit motiv de una película en donde la sangre brota a borbotones sobre un fondo gótico y tenebroso. Los engranajes resumen la personalidad del (anti)héroe y refieren también a la trama del film, ya que hablan de la nueva orientación que cobra luego la pastelería regenteada por Mrs. Lovett (Helena B. Carter).

La música siempre tuvo una presencia importante en las películas de Burton. En la mayoría de ellas de la mano de Danny Elfman, en títulos como El joven manos de tijera y El gran pez. Aquí decidió que sea la gran protagonista y hacer un musical en el que el 80% de la película contenga canciones. Por eso, a la manera de “Todos dicen te quiero” (Woody Allen), son los propios actores los que ponen la voz para ello. El propio Tim Burton confesó que lo que le atraía del texto era “la emotividad y la belleza de la música, junto al horror y al humor”, agregando que su fin era tener en la película actores que cantaran y no cantantes que actuaran, ya que eso le daba mayor calidad fílmica a su propuesta.

La coherencia de Tim Burton es notable, aun en sus films más fallidos (la citada La leyenda del…, El planeta de los simios). Esa es la sensación que le queda a uno luego de ver Sweeney Todd, la tragedia de un hombre que, como Batman, busca su razón de ser en la venganza y debe vivir en la oscuridad para siempre.

Sergio Zadunaisky

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