Luego de varios años de ausencia (demasiados) el BAFICI vuelve a la cartelera de Belgrano con una “sucursal” en el cine ATLAS GENERAL PAZ. Como soy del barrio, voy a aprovechar la oportunidad para ver cine allí, ya que me queda más a mano que las demás sedes. Hoy fui a ver I DON´T WANT TO SLEEP ALONE, la última película del malayo TSAI MING –LIANG, el mismo director de VIVA EL AMOR, EL AGUJERO y QUÉ HORA ES ALLÍ?, entre otras. Un clásico ya del festival, este director tiene la capacidad de atraerme siempre con sus propuestas cinematográficas, por cierto nada sencillas. Aquí recurre nuevamente a una puesta en escena minimalista y despojada, en donde los cuerpos y los objetos cobran una intensidad inusitada, con una estética que sentí cercana a la utilizada en el cine de Lucrecia Martel. Olores, sensaciones, atmósferas, claustrofobia. Los personajes son encerrados dentro del cuadro, en escenarios cotidianos que por momentos se tornan irreales o directamente abstractos. La composición de la puesta en escena es rigurosa y los encuadres, con planos estáticos en donde la cámara no se mueve, parecen tomar la acción (esto dicho sin sorna) desde el mejor lugar posible. Como si el malayo hubiese tomado al pie de la letra aquella frase del genial director alemán Ernst Lubitsch, “hay mil lugares donde poner una cámara, pero en realidad, hay uno solo”.
La incomunicación en las grandes urbes, la alienación pero también el amor aparecen como temas universales tratados con una sensibilidad poco frecuente. No vamos a decir que este film del director de GOODBYE DRAGON INN y THE SKYWALK IS GONE es arriesgado, ya que él ha probado esta receta en otros de sus filmes, sin embargo, vale la pena acercarse para saborear un manjar que pocas veces puede disfrutarse en los cines argentinos.
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